lunes, 4 de febrero de 2013

La ciudad en la antiguedad clásica. La ciudad greco-romana

Las dos civilizaciones más importantes del Mediterráneo, la griega y la romana, que fueron en el sentido más moderno del término, civilizaciones verdaderamente urbanas.
Los rasgos característicos de las primeras ciudades griegas, hasta llegar a la época de esplendor de su cultura en los siglos VI y V aC. fueron la falta de orden regular y geométrico en su organización general, y la presencia de dos elementos singulares muy sobresalientes: la acrópolis y el ágora.
En cierto modo, se repetía el modelo oriental de ciudad monumental de los dioses en la ciudad alta, poblada de hermosos templos y, la secundaria ciudad de los hombres, conglomerado de pobres casas, desordenadamente extendida a sus pies. Aunque en esta ciudad aparecía un elemento nuevo: el ágora o plaza pública, que será el símbolo por excelencia del desarrollo de la democracia de las ciudades-estado de Grecia. El ágora era el lugar donde se desarrollaba la vida cultural y donde se hacía la política, por parte de los ciudadanos libres que formaban aquella singular democracia de las ciudades estado.

El conocimiento histórico de la realidad urbana

La ciudad es la más total, comprensiva y compleja de las obras del hombre. Son creaciones genuinamente culturales que, sin embargo, presentan persistencia en el tiempo y el espacio, lo que hace que la ciudad, en gran medida pueda contemplarse como un "totalizador" físico de la evolución cultural de una determinada sociedad, y el conocimiento histórico de la realidad urbana se trata de una forma de acercarse a la comprensión de la realidad urbana.
El que la ciudad sea un "totalizador" físico de la evolución cultural, no significa que sea tarea fácil establecer y desentrañar las relaciones entre los factores culturales y los factores físicos en que se plasman.
El conocimiento histórico de la realidad urbana nos permite estudiar e incluso asociar un modelo de ciudad a cada periodo histórico. El estudio de estos modelos supone en sí un cierto grado de abstracción y generalización.

A lo largo de la historia de la humanidad, al igual que ha habido en cada periodo un modelo de ciudad más o menos característico, han existido también modelos teóricos de ciudades que respondían al ideal que un determinado autor ha pro puesto. Este último aspecto nos lleva a considerar otra división fundamental en la historia del pensamiento urbanístico, que distingue entre ciudades espontáneas y ciudades planeadas u ordenadas.
En la mayoría de los casos ordenación y espontaneidad serán fenómenos que se han complementado y superpuesto en diverso grado y medida en toda realidad urbana, concreta madura y desarrollada.

Por tanto, de la historia del urbanismo solo debemos esperar, nada más y nada menos, que la comprensión y la explicación del presente actual, y también un patrimonio y una fuente inagotable de inspiración.